De promesa a figura mundial: A 90 años de la histórica primera gira europea de Anita Lizana
- Ariel Román Espinoza
- 4min
- 8 Min. de lectura

Un 23 de octubre, pero de 1935, Anita Lizana volvía a Santiago tras una exitosa gira europea, que la llevó a ser la primera tenista chilena en disputar Roland Garros y Wimbledon. Apoyada por una colecta popular, la "Ratita" pasó de ser una promisoria tenista a ser llamada una futura campeona de Grand Slam. Aquí te contamos aquel histórico viaje por el Viejo Continente.
Se busca rival en Sudamérica
Nacida y criada en el Tennis Riege des Deutscher Turnvereins (hoy Mundial Lawn Tennis Club), en la Quinta Normal, y con una familia de clase media totalmente ligada al tenis, Anita se convirtió en una joven prodigio del deporte blanco en Chile. Con 13 años, ya era la campeona nacional en 1929, y con 15 años, luchaba palmo a palmo con la flamante campeona de Francia y de Wimbledon, Cilly Aussem, en torneos en Buenos Aires, Santiago y Viña del Mar. La corona de Chile la retuvo hasta 1934, con la excepción de 1931, donde fue vencida por Irmgard Rost de Alemania.
Anita no tenía rivales en Sudamérica, por lo cual no era extraño verla entrenar con los mejores tenistas varones de la época, como los hermanos Elías y Salvador Deik, o los profesionales 'Pilo' y 'Perico' Facondi, como también junto a su tío Aurelio, el profesional del Santiago Lawn Tennis Club. Así, surgió la idea de llevar a Anita a Europa a competir contra las mejores del mundo, a pesar de que un viaje de esa magnitud costaba una fortuna.
La colecta popular que la llevó al Viejo Continente
Aquella idea de que Anita pudiera competir en Europa comenzó a ser realidad a finales de 1934, cuando la Federación de Tenis de Chile recibió una invitación de la Lawn Tennis Association para que pudiera jugar Wimbledon, al conocerse su dominio en los courts sudamericanos, además de una pequeña suma de dinero para que pudiera viajar. Rápidamente, la Federación actuó para que por todas formas, se pudiera recolectar el dinero y que Anita estuviera en abril de 1935 en Inglaterra.
Los distintos clubes de tenis de Santiago y el resto del país colaboraron con aportes monetarios para la causa, y pusieron a disposición a sus jugadores para realizar exhibiciones que ayudarían a recaudar más dinero. Entre algunas de esas exhibiciones, Anita enfrentó en el Club Santiago al jugador de Copa Davis de Suiza, Hugo Chiessa, a quien derrotó por 1-6 6-1 y 6-2.

El dinero llegaba a la Federación con colectas de todo tipo: Partidos de fútbol, veladas de boxeo, natación, como también funciones de cine y teatro contribuyeron a la campaña, donde finalmente se reunió el dinero suficiente para comprar una casa en el entonces exclusivo barrio República.
Antes de viajar a Europa, Anita viajó representando a Chile en el Campeonato Sudamericano por Equipos de Montevideo, donde ganó todos sus duelos de singles sin despeinarse. Allí, el Ministro Plenipotenciario del Reino Unido en Uruguay, Sir Eugen Millington-Drake, un fanático empedernido del tenis, puso a disposición sus contactos para que nada le faltara a Anita en su estadía en Europa, como también acompañarla en su participación en Wimbledon.
El 11 de marzo de 1935, Anita le entregó su mensaje de despedida a los chilenos a través del diario La Nación: "Parto llevando una gran esperanza y realizando una gran ilusión. Mis pretensiones no pueden ir más allá de las que pueda brindarme mi capacidad. Haré cuanto esté de mi parte por dejar bien puesto el nombre de mi país y por corresponder a los sacrificios de todos aquellos que se han preocupado de mi viaje en una u otra forma. Sé que tendré que por allá a rivales de gran capacidad y nada menos que a las campeonas del mundo. Nada puedo decir de lo que haré ante ellas, pero en todo caso dejaré frente a tan capacitadas rivales todas mis energías. Por intermedio de La Nación me despido de los tenistas chilenos y de todos aquellos que han cooperado a este viaje que ha sido la gran ambición de mi vida".
Al día siguiente, dejó temprano su hogar de la Quinta Normal, y junto a su familia, dirigentes de la Federación y Julia Brunton, quien sería su acompañante e intérprete, abordó un tren a Valparaíso, para que por la tarde, abordara el SS Orduña con destino a Plymouth.
Conquistando Inglaterra desde un principio
El domingo 14 de abril de 1935, Anita llegó a Plymouth, donde rápidamente abordó un tren a Londres, donde alojaría en el Norman Hotel, propiedad de la familia de Betty Nuthall, una de las mejores tenistas británicas de la época. A los pocos días, Anita participó en el Tally Ho! Easter Tournament, donde dejó su huella de inmediato, ganando el torneo sin ceder sets. La pequeña señorita de Chile causó sensación rápidamente en Inglaterra.

Luego de caer en los Octavos de Final de los Campeonatos Británicos de Pista Dura en Bournemouth, Anita ganó su segundo título en el Hurlingham Club de Londres, nuevamente sin perder sets. Su siguiente estación, sería Roland Garros.
En París, dejó una grata impresión en la legendaria Suzanne Lenglen, que vaticinó que Anita daría que hablar en un futuro. Luego de dos victorias, ante Collette Rosambert y Dorothy Andrus, la "Ratita" se transformó en la primera chilena en llegar a Octavos de Final en un Grand Slam. En aquel partido ante Simone Iribarne, Anita cayó por 6-3 y 6-2, sufriendo además una lesión en la espalda que alteraría sus planes para preparar Wimbledon.
En su único torneo previo al tercer Major del año, en Queen's Club, Anita llegó a la final, la cual no se podría jugar por el mal tiempo, compartiendo el título con la francesa Sylvie Henrotin. En la semifinal, la chilena superó a Joan Hartigan, ganadora de dos de las últimas tres ediciones de los Campeonatos de Australia.
Anita Lizana, la primera chilena en Wimbledon
Anita Lizana sería la primera chilena, dama o varón, en llegar a Wimbledon, el torneo más importante del mundo. Como cualquiera que visita el All England Lawn Tennis Club por primera vez, quedó maravillada: "Es un club lindísimo, con preciosa vista, muchas canchas de pasto y de polvo de ladrillo, con un inmenso court central que es toda una maravilla, y ante el cual me quedé espantada, por su imponente aspecto, y más espantada aún, cuando me lo imaginé lleno de público. La cancha es sencillamente maravillosa; parece una alfombra y la cuidan como a chiquilla bonita", escribiría a la Revista As.

Luego de un bye en la primera ronda, superó a Ada Herring de Noruega, por 6-3 y 6-0, para citarse con Kay Stammers, la quinta mejor jugadora del mundo, y a quien había derrotado en Tally Ho en su primera estación europea. El duelo de tercera ronda, disputado en Centre Court, vio como la británica derrotaba a la chilena por 6-2 y 8-6. "Le ruego decirle al pueblo chileno que yo hice cuanto estuvo de mi parte, pero Miss Stammers es demasiado buena para mí. En el primer set me sentí nerviosa al ver el hermoso espectáculo que presentaban las tribunas repletas de público; pero comencé a acostumbrarme en el segundo set", le comentó Anita al corresponsal de United Press tras su caída.
A pesar de despedirse en la ronda de 32, su nombre ya era ampliamente conocido en los círculos tenísticos de Inglaterra, y el principal cronista de tenis de la época, Arthur Wallis Myers, ya la incluía como una jugadora a considerar como una futura candidata a ganar Wimbledon en un futuro. Aquella fue la última ocasión en su gira, en la que no llegaría a una final.
Aumentando su colección de títulos
A los tres títulos obtenidos antes de Wimbledon, Anita ganaría otros cinco antes de abandonar Inglaterra. En julio, ganó los Campeonatos de Escocia, mientras que en los torneos de Edgbaston y Sheffield, perdería en la final con la polaca Jadwiga Jedrzejowska en apretados partidos.
La acción era implacable, y sumó su quinto y sexto trofeo de manera consecutiva, en Newcastle y Dorset, ambos sin ceder sets, antes de ser finalista en Scarborough. Su caída en tres parciales ante Mary Heeley, fue su última derrota de la gira.

Sus últimos dos torneos en Europa fueron en Bradford y Parkstone, los cuales ganó con facilidad sin perder ningún set. Así, su colección de trofeos quedó en ocho, antes de viajar a Liverpool para abordar nuevamente el SS Orduña, con destino a Valparaíso el 19 de septiembre de 1935.
Anita llegó como una promesa, y dejó Gran Bretaña convertida en una figura del tenis mundial, gracias a su gran juego y personalidad, lo cual le valió convertirse en una favorita del público, la prensa y sus colegas, que cariñosamente la apodaron como 'Lizzie'.
Su progreso dentro de la cancha también era correspondido con su aprendizaje del inglés: Partió sin conocimiento del idioma, pero gracias a su intérprete, Julia Brunton, que trataba de enseñarle al menos diez palabras diarias, poco a poco podía conversar con fluidez.
De regreso a Chile convertida en heroína
Mientras su viaje a bordo del Orduña se desarrollaba con normalidad, numerosas actividades en su honor se preparaban para recibirla en Valparaíso y Santiago. Antes de arribar a la 'Joya del Pacífico', Lima, Arica, Iquique y Antofagasta la saludaron con mucho entusiasmo. El 21 de octubre de 1935, Anita llegó a Valparaíso, ante miles de personas que la esperaba en el Muelle Prat, siendo escoltada por numerosas embarcaciones hasta tocar tierra firme. A su llegada, recibió multitudinarios homenajes en Valparaíso, Viña del Mar y Concón.
"Nunca me imaginé que el público porteño me distinguiera en la forma que han hecho, y que estimo no me corresponde. Una emoción inmensa recibí desde que el barco entró a Valparaíso, y ésta se acrecentó a medida que me acercaba a tierra y veía que millares de ojos trataban de ubicarme en la cubierta del barco para darme la bienvenida", comentaría Anita, con su sencillez de siempre.
Dos días después, era el momento de regresar a Santiago. El ferrocarril se detuvo en Quilpué, Limache, Quillota, La Calera, Llay-Llay y Quilicura, donde las estaciones se abarrotaban de gente que quería saludar a la campeona chilena, antes de su llegada a la Estación Mapocho.
Allí, cerca de 30 mil personas la acompañaron en una procesión por diez cuadras en un carro de la Escuela de Caballería hasta el Palacio de La Moneda, donde la esperaba el presidente Arturo Alessandri en el Salón de Honor. "Usted ha hecho un gran servicio al país, y ha sabido colocar muy en alto el nombre de Chile. Por lo mismo, los homenajes que recibe constituyen un justo premio", le comentó el 'León de Tarapacá'. Posteriormente, a insistencia del mandatario, Anita salió a uno de los balcones del palacio presidencial, saludando al pueblo chileno que la veía como una heroína. A sus 19 años, y sin querer, Anita Lizana instauró una tradición reservada para las más grandes gestas deportivas de Chile.

Tras un merecido descanso y una pretemporada en el Instituto Vida Sana, Anita volvería a Europa en febrero de 1936. Aquel viaje, que duraría casi dos años, traería de vuelta a la 'Ratita' convertida en la mejor tenista del mundo.
Este artículo fue escrito con información del libro Anita Lizana - The Smiling Señorita of Tennis (2018), escrito por Ruth Weston, hija mayor de Anita. Este libro recibirá una segunda edición, además de su traducción al español, para ser publicado por primera vez en Chile a finales de 2026.
Fotografías colorizadas por Fabián Quezada - Séptimo Game.