Luego de cumplir unos compromisos de prensa, Pablo Cuevas se detiene un momento en la sala de prensa de San Carlos de Apoquindo para conversar con Séptimo Game. Durante las entrevistas, el charrúa preguntaba en cada momento cómo iba Cristian Garin en su partido frente a Borna Coric, e incluso observando a ratos el duelo. El propósito de la conversación era uno: Recordar esa semifinal que se convirtió en final del ATP de Viña del Mar 2008 frente a Fernando González, en uno de los encuentros más memorables del circuito en Chile. Además, explica las diferencias de jugar a nivel del mar como en Viña, a la altura de Santiago.
– ¿Fue uno de los partidos más calientes que jugaste?
Más que los recuerdos puntuales, era mi primer torneo ATP, mi primera semifinal y de ganar ese partido, donde tuve match point, era salir campeón, porque (Juan) Mónaco se había retirado. Eso me quedó grabado hasta el año siguiente, porque tenía en la cabeza que podía tener mi primer trofeo en casa, y cuando volví a hacer semifinales, me olvidé un poco de lo que había pasado, de la oportunidad que había perdido.
– ¿Te putearon más que nunca, verdad?
Sí (risas). El público chileno es más pesado, bastante fanático de sus jugadores. Cuando los ves en otros lugares del mundo se hacen sentir, y ese día me acuerdo que me molestaron bastante, al estilo de Copa Davis. Son cosas que hay que aprender, ese partido con González me vino bien para aprender, era chico, y no guardo ningún rencor de ese día.
– Durante ese partido hiciste el punto del año de la ATP. ¿Nos puedes contar el recuerdo de ese punto?
Fue una situación particular, un poco espontánea. La bola venía lejos y lo termino pasando. No me acuerdo bien, pero era un punto importante. Creo que era 4-4 en el tiebreak del segundo set. Me tiro una palomita y lo paso. No terminó sirviendo tanto (risas). Si fue un partido donde me sirvió por todos lados, era mi primera semi y Feña estaba ahí en el top ten. Tengo lindos recuerdos de ello.
– ¿Jugar en altura, o a nivel del mar?
Sin dudas que a nivel del mar. Por mis condiciones de juego me siento más cómodo, tengo que adaptar algunas cosas para jugar acá. Lo bueno es que este año vine con varios días, y tengo la posibilidad de sentirme un poco más cómodo, pero a priori, en lugares así tan rápidos me cuesta adaptarme.
– ¿Qué es lo que cambia a nivel del mar que a 600 metros?
Acá me parece que hay más que 600 metros. En 600 está el aeropuerto, pero acá hay como mil (risas). Santiago es muy seco comparado con Viña. Eso hace que la cancha se haga un poco más patinosa, que la pelota se arrastre, y después el hecho que haya un poco de altura y que esté seco, agarra un poco menos de efecto y cae menos. Como dijo Passarella, la pelota no dobla en altura (risas), y no se me hace tan sencillo controlarla.
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