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A 20 años de la serie de los sillazos entre Chile y Argentina en el Parque O’Higgins



Los oles iban y venían. El ambiente era caldeado ya en el primer punto de la serie de Copa Davis entre Chile y Argentina en el hoy Movistar Arena, que jugaban Marcelo Ríos y Hernán Gumy. No parecía un partido de tenis normal, sino que un duelo de fútbol entre ambas selecciones. El “Chino” ganaría ese encuentro, pero nadie presagiaba lo que podría suceder después. Este martes se cumplen 20 años del episodio más bochornoso de la historia del tenis chileno.


El elenco nacional sería local en la Cúpula del Parque O’Higgins, recinto que por ese entonces estaba aún sin terminar. El estadio era una obra inconclusa concebida desde hace más de cuarenta años, pero durante el gobierno de Eduardo Frei Ruiz-Tagle se retomaron los trabajos. Precios populares, la chance de ver a Marcelo Ríos en vivo y el clásico rival al otro lado de la cancha eran los atractivos con los que se logró llenar el estadio que tenía una capacidad para 14.000 espectadores… que aún no estaba terminado. Las galerías no tenían butacas ni nada, sólo cemento, y las plateas estaban compuestas por sillas plásticas que en cualquier momento se podían levantar, ya que no las clavaron ni nada.


La semana anterior, Chile había perdido por 4-1 frente a la Argentina de Bielsa en Buenos Aires en la primera fecha de las clasificatorias a Corea-Japón 2002. La gente quería revancha en esta serie copera, y el ambiente previo al tenis era tal. Chile llegaba a esta serie tras haber derrotado a Canadá sin Ríos en Viña del Mar, para buscar la oportunidad de encarar por segundo año consecutivo un Repechaje al Grupo Mundial.


Una caldera


El estadio estaba completamente lleno para el primer día. Marcelo Ríos abría la serie y fue presentado bajo un rugido de la afición chilena. Su rival, Hernán Gumy. Desde el primer punto, el ambiente estaba enardecido. Se oían mproperios, cánticos durante los puntos, como los “ole, ole” que se oyen cuando un equipo de fútbol va ganando y no suelta la posesión del balón a punta de buenos pases, y además, se le dio una advertencia al público luego de que cayeran monedas y piedras al court. Ríos ganó el partido por 6-4 6-3 4-6 y 6-1 ante un Parque O’Higgins eufórico.


Una de las razones de por qué el ambiente era tan hostil, era que durante la serie se expendió alcohol. El hoy presidente de la Federación de Tenis de Chile, Sergio Elías, comentó a La Tercera hace unos años sobre ello: “Creo que se empezó a entregar gratis, y el estadio no estaba preparado para un evento de ese nivel”.


El estallido


El segundo punto tenía a un joven Nicolás Massú enfrentando a Mariano Zabaleta. El ambiente seguía parecido al del primer duelo, donde al primer canto de “fault” en un saque del argentino, fue contestado con burlas y pifias del público chileno. El primer punto al saque de Zabaleta fue una doble falta. Peor aún. Una vez finalizado el quinto juego del primer set, el árbitro general de la serie, el dominicano Toni Hernández se acercó a conversar con el capitán Patricio Cornejo. En lo netamente tenístico, Massú quebraba y se colocaba 4-2 en el primer parcial, pero su rival recuperaba la ruptura de inmediato. A medida de que avanzaba el match, los silbidos en cada saque del tandilense eran más. Massú estaba 5-4 arriba y la primera advertencia del partido caía de parte del árbitro general ante las pifias del público. Zabaleta se llevaría el primer set por 7-5. A esa altura, el tenis empezaba a pasar a un segundo plano.


Apenas en el segundo juego del segundo set llegó el primer punto de penalización en contra de Chile, debido a las incesantes pifias que le impedían sacar a Zabaleta. En vez de calmar las aguas, fue peor: comenzaron los cánticos de fútbol en contra de los argentinos, y comenzaban a caer objetos a la cancha y al sector donde estaba la parcialidad trasandina, detrás de la banca de Alejandro Gattiker. En un acto nunca antes visto en una Copa Davis, Pato Cornejo pidió el micrófono para dialogar con el público: “Por favor, así como otras disciplinas deportivas tienen sus reglas, el tenis también las tiene. Ya nos hemos ganado un punto en contra, por aquellas personas que están causando problemas en las tribunas. Los silbidos al jugador que está sacando también afecta a quien está recibiendo. Un poco de calma”, pedía. Mientras “Corazón de Chileno” hablaba, en las galerías cantaban “Van a morir”. “Un punto más, y el jugador chileno puede ser descalificado”, agregaba el capitán, mientras que Carabineros se colocaba en las galerías y con la hinchada visitante. El presidente de la Federación, José Ramón de Camino, también hablaba: “Nos van a eliminar, tenemos que ganarlo en la cancha”. La pausa ya era de casi diez minutos.


Tan solo se jugó un punto tras la reanudación y caía una pila cerca del banco argentino. Era tan terrible la situación que hasta Ríos tuvo que entrar a la cancha a pedir calma: “No sacamos nada con seguir gritando. Estamos advertidos y una más y nos van a descalificar. No es lo que queremos, vamos 1-0 arriba y queremos ganar este partido, así que por favor, si nos pueden seguir apoyando y no gritar”, dijo el Chino ante el silencio total. Parecía que se paraba la situación, pero tan solo era la calma antes de la tormenta. Un quiebre a favor de Massú hacía estallar nuevamente al Parque O’Higgins. El chileno igualó las cosas ganando el segundo set por 6-2.


El tercer set fue muy disputado, con ambos jugadores buscando sus opciones. Massú jugaba un gran tenis apoyado por los cerca de 14 mil espectadores, llegando a tener incluso set points para colocarse en ventaja de 2 sets a 1. Sin embargo, Zabaleta los repelió y llegó a un tiebreak donde no tuvo inconvenientes para desnivelar a su favor.


El caos


En el cuarto set, un tempranero quiebre del uno argentino parecía que sentenciaría el partido. Zabaleta estaba sacando 3-1 15-0 cuando cayó un proyectil a la cancha y el juez de silla cobraba un nuevo punto de penalidad en contra de Massú. La furia del público no se hizo esperar, y el presidente de la Fetech volvía a tomar el micrófono: “Por favor, ha sido un esfuerzo tremendo el que hemos hecho. Les pido por favor que colaboren”. Mientras hablaba, el público del estadio se ponía de pie porque algo pasaba en la cancha. Era porque Zabaleta increpó a un ballboy, debido a que recogió un objeto arrojado a la cancha y de inmediato lo lanzó afuera. El “oohhh” que retumbó en el estadio fue seguido de más objetos lanzados a la cancha: Monedas, piedras, hasta naranjas.

Zabaleta corrió a su banca, llegando a la silla del árbitro donde fue resguardado por Carabineros. Como pudieron, ambos equipos se fueron del court, mientras caían las sillas plásticas desde una de las tribunas que daba al túnel que llevaba a camarines. La baranda del frente estaba llena de argentinos que se protegían como podían ante la barbarie. Las cámaras de TVN mostraban cómo los miembros del equipo argentino estaban en el túnel separados de la entrada al court por un cordón de la policía. De repente, Zabaleta corrió a la cancha descontrolado, pero con justa razón: Su padre había sido herido por un proyectil. Minutos más tarde la lluvia de sillas le caería al árbitro del partido, el brasileño Roberto Almeida, además del juez general Toni Hernández. Todo era surreal e incomprensible.

El desastre vivido en el Parque O’Higgins iba a ser portada de todos los diarios de Chile y Argentina, y haría noticia en todo el mundo. Era un escándalo nunca antes visto en la Copa Davis, y más encima en un deporte como el tenis que hace gala de la caballerosidad y que fue forjado en base a la etiqueta. Estaba más que claro que no se podía seguir jugando, ni siquiera a puertas cerradas, con un Zabaleta preocupado de la condición de su padre, que recibió puntos de sutura, y de un equipo que en camarines ya había tomado la decisión de irse lo antes posible a Argentina.


La Federación Internacional de Tenis dio como ganador a Chile debido al retiro de la delegación trasandina, lo cual permitiría que en Julio el equipo nacional iba a jugar el Repechaje para el Grupo Mundial. Una comisión integrada por De Camino, Sergio Elías y Jaime Fillol viajó a Londres para dar explicaciones, mientras que se conocía al rival sorteado, que fue Marruecos como visitante, pero lo sucedido en Santiago no iba a quedar sin consecuencias. Chile fue descalificado de la Copa Davis 2000, aplicándose una multa de casi 50 mil dólares a la Fetech, y un castigo de dos años sin ejercer la tan preciada localía en la competición. La situación deportiva y económica del ente rector del tenis chileno quedaba por el piso, sumándose también la renuncia de Patricio Cornejo a la capitanía.


“Una gran cagada”

El castigo a Chile sepultó prácticamente las aspiraciones nacionales de volver al Grupo Mundial en el corto plazo. Chile iba a ir a África sin Ríos, como lo consigna el sitio de Copa Davis, para enfrentar a los experimentados Younes El Aynaoui, Hicham Arazi y Karim Alami. Al año siguiente, Ríos lideró al equipo chileno en Eslovaquia, en la rápida carpeta de Presov, donde se cayó por 3-2, con el Chino cayendo en el cuarto punto estando dos sets arriba ante Dominik Hrbaty. Ese fue el último repechaje que disputó el ex número uno del mundo, cuya última serie fue ante Venezuela en 2003.


En 2002 y 2003 Chile no pudo ejercer la localía, debiendo jugar por no descender en aquellos años como visita en México y Venezuela. En aquella serie en Maracay, tras el punto de dobles, Fernando González recibió un botellazo en el rostro. ¿Qué pasó con Argentina? – En 2000 jugó por no descender, pero al año siguiente ascendió al Grupo Mundial donde de inmediato alcanzó las semifinales.


Massú y González lideraron al equipo en el regreso a jugar una serie como local en 2004 ante Ecuador. Fue en Viña del Mar, con un triunfo por 5-0 que le permitió a Chile acceder nuevamente al repechaje, donde esta vez sí se pudo jugar como local, venciendo por el mismo marcador a Japón, acabando con 20 años sin estar en el Grupo Mundial, esa zona donde Marcelo Ríos nunca pudo jugar. “Cortó en gran medida mi sueño de jugar en el Grupo Mundial. Fue una gran cagada, un momento triste para la historia de nuestro tenis”, comentaría el Chino años más tarde.


En la transmisión oficial del partido, en el inicio del segundo punto, Pedro Carcuro hablaba de la necesidad de terminar el estadio y que no se quedara sólo en la obra gruesa. Se inauguró seis años después de la serie. Se han disputado distintos eventos deportivos desde su apertura oficial, incluyendo exhibiciones de tenis, siendo la última la visita de Roger Federer al país en noviembre pasado, el mismo día en que Chile y Argentina se enfrentaron por Copa Davis en Madrid. Sin embargo, cada vez que se juega un partido de tenis en el Arena, es imposible evitar el recuerdo de ese bochorno del 7 de abril del 2000. La Copa Davis no ha regresado a ese estadio, y debido al nuevo formato, a menos de que Chile pueda algún día albergar las Finales, es muy probable que nunca se vuelva a jugar allí.

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