Puede ser que Elizabeth Mandlik aún pase un poco desapercibida en el mundo tenístico. A sus veintidós años, esta joven estadounidense viene dando sus primeros grandes pasos en el circuito femenino mayor. Este 2023 significó su establecimiento en la WTA, dejando más de lado los torneos ITF. Ya ha hecho su debut en el Top 100, y es la cuarta mejor raqueta sub 23 de su país.
Hace un par de semanas, alcanzó las semifinales del WTA 125 de Colina, disputado en la Hacienda Chicureo, las terceras de su temporada, y todas por sobre el nivel ITF. Aunque aún busca su primer título mayor, Mandlik muestra la compostura, talento y dedicación de alguien dispuesta a trabajar por esos objetivos y a seguir creciendo en el tenis profesional.
―¿Qué te ha parecido Chile?
Hasta ahora, todo bien.
―El año pasado tuviste que bajarte de este torneo, así que esta es tu primera vez aquí, ¿cierto?
Sí, me retiré porque decidimos ir a jugar a pista dura. Pero este año encontramos que mi juego en arcilla es mucho mejor, así que decidimos venir aquí este año.
―Y las condiciones ahí afuera, aquí hay un poco de viento, y también está la altitud. ¿Cómo adaptas tu juego o tu estilo en función de estas condiciones?
Sí, respecto a la altitud, a mí me gusta, porque me gusta golpear la pelota, ya sabes. Cuando vengo a Sudamérica a veces pienso que es pesado y lento, lo cual no es mi juego, así que estoy contenta aquí con la altitud. Y el viento no me molesta demasiado, a menos que sea extremo, pero ha estado realmente bien.
―No es común tener jugadoras de tu ránking jugando en esta etapa del año. Y menos aquí en Sudamérica, que está un poco lejos de Estados Unidos. ¿Qué te hizo decidir venir aquí y jugar esta gira en Sudamérica?
Sí, he tenido un año muy largo. Si miras los torneos que he jugado, no he parado. Pero mi objetivo durante todo este año ha sido romper el top… Bueno, superé el Top 100 y volví a salir. Entonces estoy tratando de recuperarlo nuevamente para poder ingresar al cuadro principal obviamente para Australia, y para los torneos posteriores. Ese es mi objetivo. Si tuviera que elegir, estaría en casa de vacaciones y tomando un descanso, pero mi trabajo no ha terminado, así que lo estoy intentando.
Mandlik ha disputado ya veintinueve torneos esta temporada, casi sin descanso desde la primera semana del año. El calendario es exigente y no permite mayores pausas, y menos aún cundo el objetivo principal es insertarse de lleno en el tour WTA. Dar el salto desde los niveles inferiores es uno de los más grandes desafíos para un tenista emergente.
―¿Y cómo te ves en tu evolución como jugadora? Ya es tu segundo año jugando en el WTA Tour, ¿cómo te sientes contigo misma y qué crees que puedes mejorar de cara al próximo año?
Sí, en mi primer año jugué ITF y WTA, fue como una mezcla. Estaba un poco insegura, incómoda en la WTA y cómoda en los ITF. Entonces, este año mi entrenador dijo ‘vamos a jugar todos los WTA, no me importa si te sientes incómoda, no me importa si estás nerviosa, pero vas a jugar’. Y yo dije, ‘está bien, pero ¿qué pasa con los puntos?’ En los ITF es más fácil conseguir puntos. Él dice, ‘no me importa, si lo pierdes todo, no me importa porque quiero que te sientas cómoda al comenzar tu tercer año’. Entonces fue muy difícil para mí. Pero ahora al final del año se lo agradezco, porque era muy importante. Y ahora cuando vengo a estos torneos y juego WTA, tal vez WTA 500, WTA 1000, me siento cómoda y sé que puedo vencer a ese tipo de jugadoras
.
―Normalmente, la tierra batida se asocia más a jugadores sudamericanos o europeos, y la mayoría de los estadounidenses prefieren las canchas duras, pero tú también pareces muy cómoda en la superficie. ¿Qué crees que es particularmente bueno de tu juego que se adapte a la arcilla?
Quiero decir, este es el primer año en el que realmente me siento cómoda en tierra batida, pero obviamente me doy el crédito a mí misma. Siento que mi movilidad es muy buena, y tan pronto como entiendo el movimiento y cómo jugar, trato de no siempre golpear la pelota lo más fuerte que puedo, porque eso es principalmente lo que hago en dura, y empujo a mi rival hacia atrás. Me da confianza. Pero también, mi entrenador es sudamericano, es de Bolivia, y también jugó en el circuito. Sabe lo que pasa y me ayudó mucho con la arcilla. Luché mucho con eso, pero le doy crédito a mi movilidad y también a él.
Una herencia legendaria
Si le suena conocido el apellido Mandlik, no debe ser casualidad. La madre de Elizabeth es nada más y nada menos que Hana Mandlíková, una de las más grandes jugadoras de la década de los 80. Campeona de cuatro títulos de Grand Slam en singles, solo le faltó Wimbledon para ganar todos los majors, y tiene un tercer lugar en el ránking como mejor posición histórica, además de un US Open en dobles junto a Martina Navrátilová.
Nacida en Checoslovaquia, actual República Checa, en 1990, Mandlíková obtuvo la ciudadanía australiana, país al que representó desde 1988, pero crio a sus dos hijos (Elizabeth y su mellizo) ya radicada en Estados Unidos.
―Ahora, en otro tema, tienes por supuesto una madre muy conocida, Hana. ¿En qué medida ella ha sido una inspiración para tu carrera como tenista?
Sí, ella es una gran inspiración para mí. Quiero decir, ahora estoy de gira, pero siempre miro hacia atrás. Todo el mundo se queja, lo difícil, lo duro, los viajes y todo eso. Pero si miro hacia atrás a mi mamá, ella estaba jugando contra el comunismo y con cosas que son mucho más difíciles. No tener dinero, viajar sola, tener que desertar, y cosas así. Era mucho más difícil, así que creo que me da una pequeña ventaja porque siempre trato de lucir mejor porque ella lo ha tenido mucho más difícil que yo, y siempre lo habrá tenido mucho más difícil que yo. Pero ella es una gran inspiración. La admiro en todas las formas que puedo, aunque ella no viaja conmigo con tanta frecuencia, ella siempre me respalda.
―¿A veces puede viajar contigo a los torneos o se queda en casa?
No pudo viajar este año porque mi abuelo, su papá, se estaba muriendo, murió este año. Por eso no viajaba tanto conmigo. El año que viene va a viajar un poquito más, pero está harta de viajar. Lo odia. Por ejemplo, una historia de que íbamos de viaje a México. Fue un viaje corto, y teníamos el vuelo reservado y las maletas empacadas y todo, y al día siguiente volamos, y mi mamá dice, no voy, cómo, no puedo subir al avión. Y yo digo, ¿por qué? Y ella dijo: ‘No puedo subir al avión’, así que se quedó en casa. Simplemente está cansada de esto, ya sabes, porque jugó y entrenó, así que es difícil.
Un interesante tema de discusión que ha surgido con más fuerza en el último tiempo es la detección de la muy poca presencia femenina en los circuitos profesionales como entrenadoras de tenis. Actualmente, Marta Kostyuk, Donna Vekić, Katie Boulter, Sara Sorribes, Elina Avanesyan, Anna Kalinskaya y Camila Osorio son las únicas siete tenistas del Top 100 que cuentan con una entrenadora mujer. Ningún hombre tiene entrenadora femenina.
―Estábamos justamente hablando con una colega sobre por qué hay tan pocas mujeres como entrenadoras. ¿Crees que esa es una de las razones por las que pasa eso?
Creo que las mujeres que juegan en el circuito y luego vienen e intentan entrenar, creo que es difícil porque son… Es difícil. Las mujeres son más emocionales. Entonces creo que se cansan mucho. Si realmente aman el deporte, están cansadas. Pero quiero decir, no lo sé. Creo que también es cosa de hombres y mujeres. Si es una mujer, es difícil de explicar, pero cuando un hombre entrena a una mujer, creo que es más una cuestión de confianza. Si quieres una mujer, genial. Creo que debería haber cada vez más mujeres entrenadoras. Pero es más bien… no lo sé. Te da más confianza. Es difícil de explicar. Está bien. Lo que sea.
―Quería preguntarte otra cosa, que creo que ya la respondiste en cierta manera, pero tener a Hana como tu mamá, ¿lo tomas más como una presión de tener de alguna manera una expectativa que cumplir? ¿O más como una motivación de saber que tienes su apoyo?
Sí, creo que es más una cuestión de acostumbrarse. También tengo un hermano que juega y teníamos los mismos sentimientos. Esperan que ganes. Todo el mundo espera que ganes. Todo el mundo espera que seas bueno gracias a nuestra mamá. Pero no funciona así. Quiero decir, si alguien es un buen cantante, eso no significa que tú vayas a ser un buen cantante. Entonces, a medida que crecí y cosas así, ya no siento ninguna presión porque es mi propia historia, ¿sabes? Quiero decir, creas tu propia historia. No significa que porque ella sea buena, tú eres bueno, ¿sabes?
―Y cómo es ese trabajo de intentar construir esa historia por ti misma.
Sí, es difícil. Quiero decir, solo hay un par de casos en el circuito, por ejemplo, Korda y jugadores así. Pero si eres mentalmente fuerte, puedes hacerlo. Digámoslo de esa manera.
―Y ahora, sobre el año que viene, están los Juegos Olímpicos. Y sabemos que la competencia en el equipo estadounidense es muy fuerte para conseguir uno de esos cuatro lugares. ¿Qué piensas de eso? ¿Crees que lo puedes lograr? ¿Es un objetivo para ti?
Sabes, probablemente el país más difícil para ir a los Juegos Olímpicos en el tenis, es el tenis femenino de EE.UU. Quiero decir, es una locura. Pero es un objetivo. Para mí, es como un objetivo incluso si lo hago cuando tenga 28 años. Solo quiero hacerlo una vez e ir a jugar en los Juegos Olímpicos, pero no es un gran objetivo mío. Para mí, mi gran objetivo es ganar Wimbledon, porque mi madre no ganó Wimbledon. Ese es mi gran objetivo.
―Ese es el único Grand Slam que no pudo ganar.
Ese es el único que se perdió. Entonces, ¿sabes qué? Cuando todos dicen, ‘oh, deberías ganar, deberías ser buena’, bueno, ella no ganó Wimbledon. Así que ahí lo tienes.
Foto: Luis Sevilla / Revés Fotográfico
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