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Gottfried von Cramm, el barón del tenis que desafió a Hitler



Uno de los tenistas que animó el periodo entreguerras del tenis fue el alemán Gottfried von Cramm. Nacido en el seno de una familia aristocrática de Alemania, ganó dos Roland Garros en los años 30 y fue considerado el número uno del mundo en 1937, junto con la chilena Anita Lizana. Alto y rubio, Adolf Hitler lo consideraba el perfecto exponente de la raza aria en el tenis. No obstante, debido a su homosexualidad, rehusó a formar parte del partido nazi, lo que casi le costó la vida.


Nacido en Nettlingen en el año 1909, von Cramm creció dentro de una conservadora familia aristócrata de Hannover en la Alemania del Kaiser Guillermo. Su familia poseía tierras en el lugar desde el Siglo XIII. Su padre, el barón Burchard von Cramm, le construyó una cancha de tenis para que él y sus hermanos pudieran practicar un deporte, e inculcarle los modales que el tenis poseía.


Castillo Oelber, hogar de von Cramm


En 1928, se marchó a Berlin a continuar con sus estudios, pero su motivo era diferente: Convertirse en un tenista a tiempo completo. Tres años más tarde, debutó en Roland Garros con una actuación más que prometedora: Fue octavofinalista. Al año siguiente, von Cramm consiguió el campeonato nacional de Alemania, y con ello un cupo en el equipo de Copa Davis del país. 1933 vio al barón ganar Wimbledon en dobles mixtos junto a Hilde Krawhinkel.


Ese año, von Cramm tuvo su primer encuentro con Adolf Hitler: en Abril de 1933 se emitió un decreto a nombre de la Federación Alemana de Tenis que prohibía a los jugadores judíos ser elegidos para representar al país, y específicamente que el tenista Daniel Prenn, judío, no podía ser elegido para disputar Copa Davis. El barón intentó persuadir a Hitler, pero no logró su cometido y Prenn debió emigrar a Gran Bretaña. Ahí fue donde conoció al Rey Gustav V de Suecia, ávido tenista que también protestó la decisión y que sería un personaje clave en su vida unos años más tarde.


von Cramm y Hitler


1934 sería la temporada de consolidación para von Cramm, que ganaría Roland Garros venciendo en cinco sets al australiano Jack Crawford. Fue el momento donde comenzó a ser contactado por el régimen alemán. Cumplía el arquetipo ario, y se vio obligado a usar calzado con una esvástica y realizar el saludo nazi. No obstante, se resistía a formar parte de la propaganda pese al gran interés de Hitler por utilizarlo como un embajador del país, se rehusó a entrar al partido Nazi. Gottfried von Cramm sólo se dedicaba a jugar al tenis.


Entonces comenzarían a aparecer los principales tenistas de la década: El británico Fred Perry y el estadounidense Don Budge. El primero venció a von Cramm en la final de Roland Garros 1935, y un mes después en la definición de Wimbledon. Ahí, el circuito hizo una pausa para disputar las instancias finales de Copa Davis. Primero, era la final interzonal entre Alemania y Estados Unidos en el Court 1 de Wimbledon. El equipo alemán poseía dos potentes singlistas, en von Cramm y Henner Henkel para desafiar a Budge, Wilmer Allison y John van Ryn.


Tras el primer día, alemanes y estadounidenses quedaron 1-1. En el dobles, Allison y van Ryn venían de perder la final de Wimbledon, y von Cramm tenía que jugar junto a Kai Lund, un jugador mucho más débil que los otros tres. El barón acarreó toda la carga del encuentro y llegó a servir por el partido. El primer match point fue desperdiciado por Lund en la red, y a la oportunidad siguiente, von Cramm sirvió, subió a la red y finalmente Lund cerraba el partido. Pero no fue así. El barón informó al juez de silla que la pelota había tocado su raqueta antes de que su compañero finalizara el punto, ante la sorpresa del propio árbitro y sus oponentes, que no notaron lo sucedido. Los americanos consiguieron el vital partido por 3-6 6-3 5-7 9-7 y 8-6, y ganarían la serie. El capitán alemán, Heinrich Kleinschroth, enfurecido, trató a von Cramm de “Traidor a la nación” tras la derrota.


La rivalidad de von Cramm y Fred Perry continuó en 1936, con el alemán venciendo al británico en la final de Roland Garros, e invirtiéndose los roles en la definición de Wimbledon, donde Perry le entregó una inolvidable paliza a von Cramm, por 6-1 6-1 y 6-0. Ese triunfo sería el último de un tenista de las islas en la Catedral del Tenis hasta que Andy Murray lo consiguiera en 2013.



von Cramm y Fred Perry en la final de Roland Garros 1936


La llamada de Hitler y el mejor partido de la historia


Debido a su rechazo al partido Nazi, Gottfried von Cramm fue castigado y no se le fue permitido defender su título en París en 1937, aunque la corona quedó en manos de otro alemán, Henner Henkel. Ambos ganaron el dobles en esa edición de Roland Garros. Con 22 años recién cumplidos, Don Budge derrotaría a von Cramm en la final de Wimbledon y haría lo propio un par de meses después en el US National Championships. Pero el encuentro más famoso entre los dos estaría entre los dos slams, aunque sucedió en la cancha central de la Catedral por Copa Davis.


von Cramm y Henkel habían ganado un punto cada uno para que la serie se definiera en el quinto partido entre los dos número uno de ambos países: El propio barón y Don Budge. El americano rememora: “Se hablaba de una eventual guerra en todos lados. El ambiente era tenso, pese a que von Cramm era conocido por ser anti-Nazi. Él era un gran caballero y el jugador más popular del circuito”. Budge comentó que antes del partido, recibió una llamada de Adolf Hitler y entró pálido y serio a jugar, como si su vida dependiera de ello. El “Colorín de California” no prestó mucha atención a la conversación, pero cuando escuchó a von Cramm decir “Mein Führer”, realizó que era algo muy importante.


Este quinto punto está considerado por muchos expertos, como el mejor partido de tenis de todos los tiempos, comparable con las finales de Wimbledon entre Bjorn Borg y John McEnroe en 1980, y Rafael Nadal versus Roger Federer en 2008. En estos casos, se jugaba por puntos y millonarios premios en dinero. Budge y von Cramm jugaban por sus países en la semifinal de Copa Davis, nada más que por el país, honor y orgullo personal, y el alemán lo hacía también para salvar su vida.


von Cramm en Wimbledon 1937


Por su actuar, la Gestapo lo venía persiguiendo. Su esposa en ese entonces, Lisa von Dobeneck, era de ascendencia judía. Y era claro que si derrotaba a los norteamericanos, cuyo paso por los Juegos Olímpicos de Berlín con Jesse Owens como protagonista había enfurecido a Hitler y Goebbels, podría asegurarle el bienestar.


El partido fue una batalla: von Cramm ganó los dos primeros sets de manera ardua: 8-6 y 7-5. Budge equiparó las cosas demostrando su nivel, ganando el tercer y cuarto parcial por 6-4 y 6-2, respectivamente. Pero lo mejor quedó para el final: El germano arrasó en la primera parte del quinto set para colocarse 4-1 y llegó a servir por el partido. Budge batalló para equiparar las cosas y se adelantó por primera vez en el duelo para que el alemán sacara 6-7 para mantenerse en el match. El último juego tuvo a Budge en cinco ocasiones con punto de partido, pero von Cramm los consiguió levantar. Prácticamente desde el piso en su sexta oportunidad, Budge cerraría el triunfo y la serie para Estados Unidos. Las palabras de caballerosidad del barón post partido lo resumen todo: “Don, este fue sin lugar a duda el mejor partido que he jugado. Estoy muy feliz de haberlo podido jugar contigo, porque me agradas mucho. Felicitaciones”.



von Cramm y Don Budge tras su partido de Copa Davis


Para el barón von Cramm, Hitler era “un simple pintor de casas”, aludiendo al pasado del dictador como un fallido artista en Viena. Su actitud desafiante al régimen era peligrosa, considerando además su rechazo al partido Nazi. Tras esa derrota, lo pagaría caro.


Cárcel para von Cramm en su mejor momento

Pese a perder múltiples finales, von Cramm fue considerado el mejor tenista del mundo en 1937, gracias a sus títulos de dobles en Roland Garros y Wimbledon. No obstante, la Gestapo había indagado minuciosamente la vida del tenista, al punto de haber descubierto que von Cramm era homosexual: Pese a estar casado con una mujer, tenía un amante, Manasse Herbst, judío.


Anita Lizana, Alice Marble y Gottfried von Cramm


Ser homosexual en la Alemania nazi implicaba prisión, y el estar involucrado con un judío era prácticamente muerte segura. Gottfried von Cramm se salvó de ello solo por su fama como tenista. En marzo de 1938, la Gestapo irrumpió en su casa para detenerlo, bajo los cargos de homosexualidad y prestarle ayuda financiera a un judío: Debido a la persecución, Herbst huyó a Palestina en 1936 y el barón fue quien planeó y le brindó dinero para su escape.


El tenista fue sentenciado a un año de cárcel. Su condena fue reducida gracias a que su abogado logró probar que von Cramm fue chantajeado por Herbst. La condena implicó que el barón del tenis fuera enviado al total ostracismo, asegurándole que jamás volvería a representar a Alemania. Su federación, obviamente lo abandonó. El tratamiento recibido fue motivo de protesta de muchos de sus colegas de la época: Don Budge consiguió las firmas de las grandes estrellas de la época, como Ellsworth Vines, Fred Perry, Bill Tilden (también homosexual) e incluso del mítico beisbolista Joe DiMaggio, y envió una carta al mismísimo Hitler. El Rey Gustav V de Suecia también abogó por él y presionó al gobierno alemán para su liberación.


von Cramm y el Rey Gustav V de Suecia


En 1939, intentaría regresar a la competición pero se le fue negado el ingreso a Wimbledon, ya que los miembros que presidían el club no permitirían jugar a alguien que fue condenado por cargos que atentaban a la moral. Se dice que seguidores de Oswald Mosley, amigo de Hitler y fundador de la Unión Británica de Fascistas, le negaron su entrada. El torneo que él animó por tantos años, le había dado la espalda. Luego de que sus principales rivales de la década se convirtieron en profesionales, von Cramm iba a ser el inmenso favorito al título. Tampoco pudo jugar el US Open de ese año, porque su visa de ingreso a Estados Unidos fue negada.


La guerra, el regreso al tenis y sus últimos años

Pese a su estatus nobiliario, tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial, von Cramm fue reclutado en el ejército nazi y fue enviado a morir al frente soviético. Debido a sus acciones, fue galardonado con la Cruz de Hierro antes de ser evacuado de regreso a Alemania en 1942, sufriendo de congelación. El barón tuvo suerte: En Stalingrado, su gran amigo, protegido y compañero de dobles, Henner Henkel, moriría.


Henner Henkel y Gottfried von Cramm


Su amigo el Rey Gustav V de Suecia, fanático total del deporte blanco, le ofreció asilo, y disputó torneos en dicho país. “Mr. G”, como era conocido en el mundo del tenis, le salvó la vida. Acorde a algunos reportes, el plan fallido de asesinato a Hitler de parte de Claus von Stauffenberg implicaba que von Cramm negociaría la paz con Gran Bretaña en Suecia con el canciller Anthony Eden. Tras la guerra regresó a Alemania a hacer lo que se le había negado por años: jugar tenis. Ganó los campeonatos nacionales de su país en 1948 y 1949, con 40 años. Wimbledon lo vio de vuelta para despedirse: Cayó en la primera ronda de 1951 ante el segundo sembrado, Jaroslav Drobny. Su último partido en la Catedral fue en la misma cancha de sus grandes historias: Centre Court.


Jaroslav Drobný y Gottfried von Cramm – Wimbledon 1951


Y finalmente volvió a la competencia que más adoraba: La Copa Davis. En 1951, con 42 años ganó doce partidos seguidos para que Alemania llegara a la final europea, donde cayó ante Suecia. Al año siguiente, ganó dos puntos en un triunfo por 3-2 sobre Brasil. Pero su adiós del tenis fue en la cancha que lo vio coronarse como leyenda: Roland Garros. Aunque ganó el primer single, la derrota alemana fue por 4-1. Pese a su larga ausencia de París, el público francés aún recordaba sus grandes triunfos. von Cramm es uno de los catorce jugadores que han jugado más de 100 partidos en Copa Davis, y aún ostenta el récord alemán en la competición, que es muy probable que jamás sea igualado: 82 triunfos y 19 derrotas.


von Cramm – Copa Davis 1953


Tras su retiro, se convirtió en dirigente en la Federación Alemana de Tenis, y se convirtió en un exitoso empresario como importador de algodón. En 1976, a los 66 años de edad, Gottfried von Cramm murió en un accidente de tránsito en las cercanías de El Cairo, Egipto, donde se encontraba realizando un viaje de negocios. Al año siguiente, fue inducido póstumamente al Salón de la Fama del Tenis, y la calle que pasa por el Rot-Weiss Tennis Club de Berlín, el club que él mismo reconstruyó tras su destrucción en la guerra, y que hoy es el hogar del WTA de dicha ciudad, lleva su nombre. Su mayor remordimiento fue nunca ganar Wimbledon. En 1985, justo en el día que sería su cumpleaños 76, un jovencito llamado Boris Becker ganaría su primer Grand Slam en el pasto sagrado que le fue tan esquivo al barón del tenis.



Virginia Wade y Gottfried von Cramm – 1970

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